Diseñar para el presente, soñando el futuro.
Esta ampliación no solo transformó una casa; consolidó un hogar. Un hogar lleno de amor, valores y fuerza, donde cada rincón refleja las necesidades reales de sus habitantes y las proyecciones de lo que está por venir. Pensada como una arquitectura que crece junto con la familia, esta intervención se realizó con una visión clara: acompañar a sus integrantes en cada etapa de la vida.

El diseño contempló espacios personalizados y profundamente significativos. Al padre, apasionado por el automovilismo, se le diseñó una cochera generosa con clósets especiales para su equipo de racing, cascos y herramientas, un lugar digno de cualquier entusiasta del motor. Además, se integró un estudio multifuncional que combina oficina personal, sala de juntas, espacio gamer, cine en casa junto al gimnasio: su refugio total.

La madre, pilar y guía del hogar, recibió especial atención en su recámara y walk-in closet: un santuario íntimo donde puede leer, descansar y disfrutar de sus momentos a solas. Cada uno de los hijos cuenta con su habitación individual y un estudio de juegos compartido, ideal para tardes de tareas, imaginación y convivencia.

El lenguaje arquitectónico es contemporáneo y sofisticado, con tecnología high-tech aplicada en todo el proyecto: desde persianas automatizadas hasta un supercharger en cochera para vehículos eléctricos. Los interiores apuestan por espacios generosos en altura y luz natural, con acabados residenciales de primer nivel. Por fuera, el reto fue integrar la nueva arquitectura con la existente: el resultado fue una fachada unificada que hace imperceptible el antes y el después.

Esta ampliación es mucho más que metros cuadrados añadidos: es un acto de amor, previsión y diseño consciente. Una casa que no solo resguarda, sino que celebra la vida cotidiana de una familia extraordinaria.